Restaurantes en tiempos de COVID 19, una manera diferente de trabajar

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Como todos sabemos, la situación generada por el Covid-19 ha traído consigo un extenso paquete de medidas de prevención, es decir, una serie de protocolos que han modificado nuestra manera de vivir, protocolizando todos y cada uno de nuestros movimientos cotidianos. Los restaurantes no han sido una excepción.

Debe tenerse en cuenta que un restaurante suele contener espacios cerrados, lo que aumenta la capacidad de transmisión del virus, por lo que será necesario identificar los riesgos (concretamente las zonas más susceptibles de contaminación) y actuar en consecuencia con las medidas adecuadas.

“Cada distrito, ciudad, provincia o país tienen sus propias maneras de encarar este tipo de situaciones, maneras que irán de la mano de la legislación pertinente en cada zona”.

Algunas pautas a seguir

Cada restaurante es diferente, por lo que se torna adecuado implementar una serie de medidas adaptadas a cada caso. De todas maneras y a modo de guía, ya se han comenzado a poner en funcionamiento procedimientos preventivos, como por ejemplo adaptándose la disposición del mobiliario de los locales (garantizando así la distancia de seguridad), mediante el correcto emplazamiento del surtidor de gel hidroalcohólico, o con un acertado protocolo de acceso al inmueble. También se ha comenzado a prescindir de todo elemento de difícil desinfección (como por ejemplo mantelería de tela o cubertería metálica) optando por elementos desechables o en su defecto aumentando la frecuencia de lavado.

En lo referente a los trabajadores de los restaurantes, siempre será mejor que el personal de cada turno no varíe, que siempre utilicen los equipos de protección individual diseñados al efecto, que se sometan a controles periódicos, que insten a los comensales a respetar el protocolo de seguridad y, en definitiva, que se conviertan en el perfecto técnico de prevención de su zona de trabajo. 

La práctica preventiva descrita en el párrafo anterior, constituye el firme compromiso que MAZZ CONTACT ha contraído con la disciplina, la seguridad y la empatía, cualidades que demuestran congruencia en nuestra actividad profesional, aumentado de esta manera la credibilidad que el cliente ha depositado en nosotros y, en consecuencia, la frecuencia de consumo.

“Las buenas prácticas deberían ir más allá de aquellas que lleguen a nosotros por imposición legal, si atendemos a la dilatada casuística que tiene lugar en este tipo de establecimientos y a la necesidad de llevar a cabo una correcta evaluación de riesgos“.

Otra área especialmente delicada es la cocina del local, si tenemos en cuenta el estrés, calor y humedad, que se genera en estas zonas de trabajo, lo que repercute muy negativamente en el buen cumplimiento de los procedimientos de seguridad.

El buen hacer y la legislación siempre de la mano

Pese a que cada distrito, ciudad, provincia o país tienen sus propias maneras de encarar este tipo de situaciones, existen una serie de buenas prácticas estrechamente conectadas con el trabajo diario en una cocina, como puede ser a la hora de la recepción de los alimentos mediante la correcta manipulación de los embalajes y la posterior limpieza de manos del operario, mantener la distancia de seguridad en todo momento (sobre todo cuando no sea posible el uso de mascarilla por el calor que normalmente existe en una cocina), o también establecer las medidas de seguridad adecuadas cuando se interactúe con los servicios de delivery, en el caso de que el restaurante trabaje con este sistema.

Como se ha dicho cada distrito, ciudad, provincia o país tienen sus propias maneras de encarar este tipo de situaciones, maneras que irán de la mano de la legislación pertinente en cada zona. En el caso del Perú se han llevado a cabo numerosos estudios y protocolos con la intención de controlar la expansión del virus en este sector, Un ejemplo de ello fue el PROTOCOLO SANITARIO DE OPERACIÓN ANTE EL COVID-19 PARA RESTAURANTES Y SERVICIOS AFINES EN LA MODALIDAD DE ATENCIÓN EN SALÓN.

De todas maneras, las buenas prácticas deberían ir más allá de aquellas que lleguen a nosotros por imposición legal, si atendemos a la dilatada casuística que tiene lugar en este tipo de establecimientos y a la necesidad de llevar a cabo una correcta evaluación de riesgos, condición sin ecuánime para poner en funcionamiento un correcto plan de prevención. Todo comienza en el restaurante, puesto que nadie conoce mejor la zona de trabajo que el propio operario, y así lo entiende MAZZ CONTACT.

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